Cuando hacemos senderismo, normalmente los adultos nos relajamos y olvidamos el estrés, los nervios y las responsabilidad del día a día, por lo que las rutas de senderismo en familia o con niños, pueden convertirse para ellos en momentos muy increíbles que recordarán para siempre.
Actualmente vivimos en el mundo de la inmediatez y generalmente estamos acostumbrados a no soportar grandes esfuerzos, y sobre todo en los más jóvenes, cuando quieren conseguir algo y les cuesta mucho, normalmente esta generación pierden la motivación y la voluntad de hacerlo muy rápidamente, nos sentímos atraídos por la comodidad a corto plazo.
Por esto es muy bueno planificar actividades en familia que nos ayuden a establecer metas a largo plazo, a soportar algunas contrariedades (para los más jóvenes puede ser simplemente que en la ruta nos quedamos sin cobertura, ¡¡ojo!! esto es literalmente verdad) y a fortalecer nuestros lazos de familia.
Muchas veces cuando estamos haciendo senderismo con niños tenemos que estar animándolos para que se les haga llevadero, eso sí tenemos que ir poco a poco, metiéndole el gusanillo del senderismo, para que sea los que nos pidan salir a hacer una ruta, eso sí, tenemos que ser constantes, no podemos salir hoy y hasta dentro de un año no volver a hacer una ruta.
Beneficios
El hacer senderismo en familia o con niños tiene una serie de beneficios que pueden que no nos demos cuenta pero que a la larga nos vendrá muy bien.
Cuando hacemos senderismo disponemos de un tiempo sin interrupciones, hoy en día es muy difícil entre el trabajo, el colegio, las llamadas, los mensajes o las miles de actividades que tienen los niños, tener un tiempo de calidad con la familia sin las constantes interrupciones.

Mientras vamos caminando podemos ir enseñando a los más pequeños el ave que esta volando sobre nuestras cabezas, las plantas que nos encontramos y para que pueden usarse, incluso tener conversaciones más profundas que no tenemos en el día a día o estar divirtiéndonos con ellos, que muchas veces es lo que más echan de menos los pequeños de la casa.
Si en la ruta tenemos que aguantar un poco de calor o de frío, caminar más aunque estemos cansados y después tener una recompensa, que para nosotros puede ser minúscula, como ver una cabra, llegar a un pico, …, para los menores les hace entender que vale la pena resistir y que si lo conseguimos tendremos nuestra recompensa.
A lo largo de nuestro sendero tenemos momentos que son perfectos para fomentar el compañerismo y enseñarles a los niños como pueden ayudar a los demás, simplemente cuando les estamos dando la mano a alguno en un tramo un poco más difícil o animándolos para que sigan andando para que terminen la ruta, ya se lo estamos enseñando.
Además, podemos ir alentando para que se vayan ayudando entre ellos, la satisfacción de ayudar a los demás les hará sentirse muy bien y les enseñará para el futuro.
Si seguimos el dicho que «una imagen vale más que mil palabras» podemos enseñarle a los niños muchas cosas, cuando vemos las cosas por nuestros propios ojos es mucho mejor que si nos lo explican, y en la naturaleza esto se cumple con creces, muchas veces las cosas más sencillas puede ser una experiencia fascinante para ellos, ver una planta o una roca que tiene una forma peculiar, identificar las aves, o enseñarles a seguir un mapa, pueden entretenerlos por horas además de que adquieren unos conocimientos muy valiosos sobre lo que nos rodea.
Cuando pasamos tiempo en familia realizando senderismo fortaleceremos los lazos, además si lo convertimos en una actividad recurrente se puede convertir en parte de nuestra identidad familiar.
Como hemos visto el senderismo nos puede traer muchos beneficios a nuestra familia, eso si, cuando comencemos debemos ir poco a poco e ir acostumbrando a los niños a realizar las rutas, tenemos que empezar con rutas fáciles que sean acordes con su edad y con sus capacidades, y desde pequeños debemos ir acostumbrándolos a que lleven su mochila con sus material, comida, …, podemos empezar que lleven por ejemplo su botella de agua o algo de comida, como una fruta.
Por último, si además de hacerlo en familia, lo hacemos con unos amigos que tengan niños con edades similares, el camino se hace mucho más ameno, o también podemos llevar a un amigo de nuestros niños.
Foto de portada: Imagen de nightowl en Pixabay
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