Protección solar en nuestras salidas

Cuando hablamos de protección solar, es habitual asociarlo al verano, a la playa, a la piscina, pero, …, aunque no lo parezca un buen protector solar es indispensable tanto en invierno como en verano, sobre todos si practicamos actividades en la naturaleza, como puede ser senderismo, trekking o montañismo. El protector solar tiene que estar si o si en nuestra mochila siempre.

En invierno tenemos menos horas de sol a las que estamos expuestos, además llevamos más ropa que nos cubre, los rayos solares no inciden de forma tan directa como en verano, pero la radiación UVA y UVB sigue estando muy presente, por lo que si queremos que nuestra piel goce de una buena salud, debemos protegerla, nuestra piel no debe salir nunca al exterior sin un buen protector solar.

¿Qué le pasa a nuestra piel si practicamos deportes en la naturaleza?

Normalmente cuando practicamos deportes en la naturaleza, lo asociamos a montaña, y si hay un lugar donde se vuelve indispensable la protección solar es aquí. Aunque la radiación solar nos afecta donde estemos, a medida que subamos en altitud, ésta va en aumento y multiplica sus efectos nocivos. Se estima que por cada 1000 metros que ascendamos, aumenta la intensidad de la radiación solar un 15%, por cada 300 metros un 4% aproximadamente.

Si además practicamos actividades en la nieve, debemos saber por ejemplo que los rayos ultravioletas se intensifican en un 80%, frente al 10% de la hierba o el 25% de la arena.

Consejos para una correcta protección

Tenemos que elegir una protección solar acorde a nuestra piel, nunca debe de estar por debajo de un FPS30 (Factor de Protección Solar), y si vamos a realizar actividades en montaña, debe ser un poco más alto de lo habitual, y que no baje de un FPS50.

Se debe aplicar al menos 30 minutos antes de iniciar la actividad, sin olvidarnos de zonas sensibles como los labios, nariz y orejas.

A día de hoy existen numerosas cremas específicamente indicados para deportistas, que son resistentes al agua y tienen un formato más fluido y más cómodo de llevar en la mochila o incluso colgados del cuello.

La piel del contorno del ojo es extremadamente frágil, y aunque llevemos gafas de sol, que han de ser con un filtro adecuado, debemos protegernos esta zona. Cuando lleguemos a casa utiliza un contorno de ojos que hidrate bien toda la zona.

Hay que aplicar la crema cada dos horas mientras dure la actividad. La frecuencia también debe de estar condicionada por varios factores, como por ejemplo si nos mojamos o sudamos, por lo que se debe reponer en estos casos más frecuentemente.

Por último, consulta el índice de radiación solar previsto para la jornada, debemos tener en cuenta que será mayor en altura y en si hay nieve. Lo puedes encontrar en la web de la Agencia Estatal de Meteorología.

Como conclusión podemos decir que, siempre salgas con protección solar, sea invierno o verano, y que uses la adecuada para tú piel.


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